Algunos, se extraviaron de la fe... 1 Timoteo 6:10
A principios del siglo XX, un barco naufragó frente a las Islas Scilly cerca de la costa de Inglaterra. El mar había estado calmado y el tiempo estaba despejado, pero la nave quedo atrapada en una corriente tricionera que poco a poco la sacó de su rumbo. Antes de que el capitán y la tripulación se dieran cuenta de lo que sucedía el barco se estrelló contra las rocas.
Tambíen en la vida, las fuertes corrientes de la transigencia pueden atrapar el alma y llevarla al naufragio. La pérdida del rumbo espiritual es por lo general un proceso lento e imperceptible. Sabemos que ha ocurrido cuando hemos perdido la firme resistencia al mal y el deseo apassionado que una vez teníamos de conocer la verdad.
El apóstol Pablo quería cerciorarse de que eso no le sucediera a aquellos a quienes Timoteo ministraba. Los exhortó a ser fieles en lo que respecta a decir a los demás lo que estos tienen que saber, para que no se extraviaran de su devocción a Cristo ni naufragara su fe.
En nuestro tiempo, por cada creyente declarado que sucumbe a un asalto del mal repentino y salvaje, cien más se desvían poco a poco de la verdad de Dios, la adoración regular y la vida de fe.
Debemos prestar cuidadosa atención a lo que sabemos de Cristo de manera que no nos desviemos.
La brújula de la palabra de Dios impide el naufragio espitiual.
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