7
años en el Tibet.
Siete años en el Tíbet, cuyo
título original es Seven Years in Tibet, es una película estadounidense del
género dramático rodada en 1997. Basada en el libro del alpinista austríaco
Heinrich Harrer de 1953, en el que se narran las experiencias de H. Harrer en
el Tíbet entre 1944 (Segunda Guerra Mundial) y 1950 (entrada del Ejército de
Liberación Popular de China). Fue dirigida por Jean-Jacques Annaud y contó con
las actuaciones de Brad Pitt y David Thewlis. Sin duda alguna una película muy interesante,
pero, la primera vez que la viste, ¿Qué fue lo que viste?, (tal vez ni siquiera
la has visto, pero te recomiendo que reservas unas buenas horas para poder
disfrutarla).
Antes de responder esta
pregunta quisiera ahondar en un hecho muy común que vivimos cualquier ser
humano. Normalmente, cuando tenemos mil cosas en la cabeza, tendemos a dejar de
hacer lo correcto por hacer lo importante para nosotros. Hacer lo correcto
muchas veces es imposible para nosotros, ya que de eso depende que tengamos que
sacrificar algunas cosas que en ese momento nos son agradables, en cambio, lo
importante puede superar, incluso cualquier actitud o educación ético -moral
que con el tiempo hemos hecho parte superficial (o muy profunda) de nuestras
vidas.
Esta película se desarrolla
en un entorno problemático y caótico, el cual, las probabilidades de sobrevivir
son muy inestables, considerando que hablamos de la segunda guerra mundial. Heinrich
Harrer, un frío alpinista austríaco nazi, parte a una expedición a los
Himalayas en 1939, poco antes de que estalle la Segunda Guerra Mundial. Se
despide de su joven esposa embarazada en la estación de trenes, dejándole claro
el poco interés que tiene por el hijo que ella espera. Arrogante y vanidoso,
tiene continuos problemas con sus compañeros y su jefe de expedición, la misma
que fracasa por las malas condiciones climáticas. La Guerra ha estallado y son
tomados prisioneros por los ingleses y confinados en un campo de concentración
en India. Varios intentos de escapar fracasan. Finalmente consigue escapar,
después de recibir una carta de su hijo, en que le dice que su madre se ha
vuelto a casar y que se olvide de él. ¿Alguna vez has vivido una situación
semejante en la que tu ego y tu arrogancia están por encima de la realidad y
que alguna situación muy clara te lo dice?, creo que el simple hecho de hablar
de ego y arrogancia es hablar de una utópica situación carente de lógica y
razón.
Después de vagar por los
Himalayas, y sin saber qué hacer con su vida, Harrer y su ex jefe de expedición
finalmente consiguen internarse en el Tíbet, llegando a Lhasa y obteniendo un
permiso para vivir allí. Eran una excepción debido a que en el Tíbet no se permitía
la entrada a extranjeros. La vida de Harrer da un giro inesperado cuando el
Dalai Lama, un niño considerado líder espiritual del Tíbet, se interesa por
conocerle. Harrer se convierte en el mejor amigo del Dalai Lama, quien desea
sacar todos los conocimientos que le pueda aportar el alpinista austriaco.
China, en su lucha por la expansión, demanda al Tíbet que se considere
territorio chino, pero los dirigentes de este pequeño país aislado del mundo se
niegan rotundamente iniciando una guerra; guerra que pierden los tibetanos
debido a que no eran hombres de guerra, eran hombres que habían nacido para y
por la paz, pero esto poco les importó a los dirigentes chinos. Harrer se
siente avergonzado de ver con claridad aquellos ideales que un día defendió.
El Dalai Lama es declarado
en su poder absoluto sobre el Tíbet por el pueblo, y Harrer sabe del peligro
que esto supone para su pequeño y joven amigo; por eso decide intentar huir con
él, pero el Dalai Lama le aconseja que se preocupe por su verdadero hijo, que
busque la paz en él y que vuelva a Austria. Harrer sigue aquellos consejos y
vuelve a Austria para convertirse en el padre de su hijo.
Tal vez la sinopsis de esta
película no deje muchas cosas en claro, e incluso puede ser que no encuentres
una relación lógica entre una película que habla del Dalai Lama y un alpinista
Austriaco, pero, ese es el punto principal. La falta de coherencia y lógica,
¿Te ha pasado?, ¿Pensar que estás haciendo las cosas correctamente cuando la
realidad es que es todo se parece más a una madeja de estambre la cual no tiene
principio ni fin? Los seres humanos estamos dotados con algo increíble que se
llama inteligencia. Esto nos hace superiores que los demás mamíferos (Tocando
un poco la teoría evolucionista de Darwin). La realidad es que desde que el hombre
existió en la tierra le fue dada la tarea de poner nombre a todos los animales
(Génesis 2:19). Esa inteligencia, la cual nos fue dada desde siempre, puede
llegar a superarnos, es decir, a dominarnos. La mente es para que nos sirva, no
para que seamos servidores de ella. Este es el punto principal. Dios nos regalo
algo que se llama libre albedrio, voluntad propia, poder tomas nuestras propias
decisiones:
Deuteronomio 30:19 Al
cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto
ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia.
Tus decisiones afectan tu vida
y la de los que te rodean. Solo tú tienes la capacidad de dominar tu mente,
solo tú tienes la capacidad de tomar buenas decisiones, solo tú puedes decidir
qué camino quieres tomar, solo tú puedes dejar todo atrás y empezar a hacer lo
correcto. Solo tú puedes saber cómo eres realmente. No necesitas 7 años en un
lugar alejado de todo, para darte cuenta de que lo que haces no es, o fue lo
correcto, tan solo necesitas un instante para dejar tu voluntad a un lado y
empezar a vivir la voluntad de Dios (Romanos 12:2). Será un poco difícil al
principio, pero en breve, y abriendo tu corazón a Él, las cosas serán más
fáciles y más llevaderas.
“El cómo vivas el hoy hará
que cada ayer sea un sueño de felicidad y cada Mañana será una visión de
esperanza.”
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